Cuando no sabemos cómo gestionar nuestro tiempo, puede que nos sintamos abrumados por todas las cosas que tenemos que hacer y acabemos sufriendo un desgaste mental. Esto es algo que nadie quiere experimentar, por lo que es importante aprender a administrar con eficacia nuestro tiempo para evitar caer en la fatiga mental.

En esta guía te explicamos algunas formas de gestionar mejor tu tiempo y cómo evitar el desgaste mental.

Prioriza tus tareas

Lo primero que tienes que hacer es priorizar tu trabajo. Esto significa determinar cuáles son las actividades más importantes para ti y cuales son las tareas secundarias. Al hacer esto, podrás concentrarte en lo que es más relevante primero y eliminar las distracciones innecesarias.

De esta manera, tendrás una clara idea de lo que hay que hacer en primer lugar y podrás dedicar el mayor tiempo posible a completar los trabajos más importantes primero, en lugar de perder el tiempo con cosas sin importancia o irrelevantes para cumplir con los objetivos propuestos.

No te sobrecargues

Es común tratar de encajar demasiadas cosas en el día, pero esto solo te hará perder el control de todo lo que tienes que hacer. Te recomendamos reducir algunas de las tareas para no sentirte sobrecargado. Esto te permitirá tener un mejor control sobre tu horario y evitar la fatiga mental.

Además, será útil procurar delegar algunas de tus tareas a otros miembros del equipo si es posible para así poder concentrarte en las prioridades y evitar el exceso de trabajo en una sola persona.

Organiza tu agenda

Una vez que sepas qué debes hacer y cuáles son tus prioridades, es hora de organizar tu agenda diaria. Esto implica programar todas tus actividades en el orden necesario para ir cumpliendo con tu lista de prioridades. Además, asigna una cantidad razonable de tiempo para cada actividad para no pasarte ni quedarte corto en los plazos establecidos para alcanzar los resultados deseados.

Escalona tu agenda para completar los proyectos más grandes en varias etapas más pequeñas. También puedes comenzar los días laborales establediendo la lista de actividades a completar antes de la hora de salida obteniendo así un mejor control sobre tu jornada laboral.

Controla las interrupciones

Las interrupciones son un gran problema a la hora de planificar nuestras jornadas laborales, ya que nos impiden avanzar con nuestras metas principales. Por eso, debemos procurar limitarlas al mínimo necesario para seguir ganando productividad.

Algunas formas de hacer esto consisten en configurar alertas en tu computador o teléfono para mantenerte informado sobre cualquier cosa importante relacionada con tu trabajo, además de mantener tu puerta cerrada para evitar interrupciones innecesarias. Es importante saber decir «no» cuando sea necesario para evitar desviarse del plan trazado y así seguir avanzando con éxito según la agenda prevista inicialmente.

Aprovecha los descansos

Es importante tomar descansos entre los periodos largos de trabajo para evitar el desgaste mental. Si trabajas mucho puede ser difícil recordar tomártelos, así que puedes programarlos junto al resto del calendario como si fueran citas importantes. Algunas ideas sencillas podrían ser salir a caminar durante media hora o pasear tu perro después del almuerzo. De esta forma, te sentirás refrescado mientras recargas baterías y vuelves a la faena con energía renovada.

Reconócete

Finalmente, reconócete a ti mismo cuando consigues completar grandes proyectos o logras objetivos importantes. Esto te ayudará a motivarte cuando estés cansado para aguantar hasta el final del proyecto al recordarte que siempre hay recompensa al final del camino si trabajamos duro por ello. Así mismo, recordarte las cosas buenas conseguidas te ayudará a sacar fuerzas cuando todo parezca imposible y necesites un pequeño empujoncito para continuar con tu trabajo sin perder la motivación ni caer en el desgaste mental.

Gestionar mejor tu tiempo requiere compromiso y esfuerzo constante, pero te ayudará enormemente a cumplir los objetivos marcados sin caer en el desgaste mental ni la fatiga emocional causados por la sobrecarga de trabajo o la falta de control sobre nuestro día a día profesional. Tomarse un respiro entre periodos intensivos ayuda a refrescarse y seguir adelante con energía renovada y optimismo intacto para conseguir todos los retos propuestos.